miércoles, 19 de octubre de 2011

Historia terminada


“Érase una vez, en Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.


Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.

-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.

-Pero ¿por qué quieres huir?

-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.

El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.

Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.

-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?...”

La muerte no respondió y pasó de largo.
En Ispahán el criado pidió alojamiento en una humilde posada. Llegó al amanecer y se quedó todo el día debajo de la cama.
Al llegar el mediodía una mujer le llevó una bandeja con pan, cordero y vino. Se sorprendió mucho y preguntó si le tenía que meter la comida debajo de la cama también.
La tarde dio paso a la noche, y la comida, encima de la cama seguía intacta, porque el criado no había salido.
El pobre hombre trasnochó bajo la cama, pálido y temblando.
Al despuntar el alba, el hambre le empujó a sacar un brazo de su escondite y alcanzar algo de pan.
Se quedó dormido encima del mendrugo.
Unos pasos le despertaron, abrió los ojos y un hombre con aspecto de cansado y una bolsa de bandolera le tendió un papel.
El hombre salió de debajo de la cama y lo leyó: su mujer había muerto, la muerte había ido a por ella y no a por él.
La impresión lo mató a él.
Volvió a ver a la muerte frente a él y ésta le dijo:
-Si no hubieras huido, tu mujer no habría tenido que mover la tinaja grande ella sola y no la hubiera aplastado. Ahora, por necio te llevaré a ti también.
FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario